102) Entiendo que mi función como conductora es la de contener, calmar, aportar ideas que faciliten poder seguir estando en el grupo evitando los momentos de parálisis excesiva o el abandono prematuro. Creo que es lo que hice tras el silencio de los demás. De hecho, y después de las intervenciones que siguieron a la mía, comenzaron a aparecer historias complejas que desconocía. Eran aspectos que no estaban reflejados en sus historias clínicas. La mujer a la que se le murió el marido pudo decir que ese hecho le había supuesto poder considerar si fue la forma en que había vivido su marido la que le llevó a la muerte. Y pudo explicar que murió de un accidente provocado por un exceso de velocidad. Era representante comercial y en una carretera nacional por la zona de Castilla, iba a toda velocidad y se le cruzó un perro, y al tratar de esquivarlo… Sólo quedó un poco fuera de onda una mujer que cuando intervino parecía que nos daba una conferencia sobre la muerte y el duelo, la seguridad de las carreteras. Pero entonces, ¿es que todas las sesiones van a ser así o es algo específico de este primer período grupal?
No siempre va a ser necesariamente así, y no olvides que estás en una primera fase avanzada del grupo y por lo tanto en una situación de mucha ansiedad, e incluso, con un cierto grado de despersonalización. Pero este tipo de intervenciones van a tener que aparecer, y muchas veces: en realidad en todas aquellas en las que percibas que el grupo o alguna persona en concreto, ha realizado o se encuentra en un momento regresivo y que va a precisar de algún apoyo para poder rehacerse. Cuando la capacidad de pensar queda paralizada todos entramos en situación de riesgo. En ocasiones ese riesgo es de actuaciones que pueden ser hétero o auto agresivas. En otras sólo son bloqueo; pero hay que buscar la forma de salir de él. De hecho estamos en unos momentos en los que se están negociando muchas cosas. Y no es que sólo estemos en una toma de posiciones de cada uno respecto a los demás sino que también te están valorando como profesional. También están tratando de ver si les haces caso individual o colectivamente. Y otro aspecto es el de las temáticas que puedan caber en el grupo. De hecho, y durante las primeras sesiones, lo habitual es que vayan trayendo sus historias personales, sus heridas más o menos presentes. Y siempre desde una vertiente absolutamente individual. Más adelante serán los propios miembros del grupo los que van a ser quienes contengan, traduzcan, activen, o se muestren cautelosos ante algunas intervenciones. Fíjate en lo que dice esta persona a raíz de lo que dijo quien se incorporó. Supone una seria reflexión al hilo de los sucesos grupales. Y finalmente, la persona de la conferencia te está enviando un mensaje: ojo con la velocidad. No sabe de la seguridad del grupo, de si la carretera por la que transitamos está suficientemente protegida de «perros» que salga de forma inesperada… todo un mensaje en clave que conviene, al menos, escuchar.
Uno de los objetivos de la psicoterapia grupoanalítica es conseguir que seamos capaces de hablar lo más sinceramente posible entre nosotros. Que no hayan malos entendidos, que vayamos aclarando las cosas que suceden en el grupo, en las interrelaciones que se tejen y destejen… Brown, D. señaló que la tarea de la terapia, especialmente la de grupo, es conseguir sentirse seguro y llegar a ser sincero consigo mismo y con los demás; de forma que les permita creer en ellos mismos, respetar las diferencias y las similitudes que aparecen en el grupo.[1] (1982:207) En este sentido creo que debes entender que una de las cuestiones clave es la de asegurar los niveles de fiabilidad y de seguridad de todos los que conformamos el grupo y del grupo mismo. Y que en ello estaremos mucho tiempo hasta el punto de constatar que tras momentos de gran aportación y cercanía aparecerán otros que, en realidad, buscan comprobar si el grupo sigue siendo seguro. Es cierto que en algunas ocasiones y en función del grado de sufrimiento que presentan las personas, algunos períodos iniciales pueden ser duros y van a exigir de ti un esfuerzo añadido y posiblemente una presencia importante. El mismo Brown un poco más adelante, describe tu papel de la siguiente manera: el grupoanalista busca un clima de seguridad y honestidad en el que se pueda escuchar tanto lo que se dice como lo que se calla, donde puedan ser diferenciados los diversos significados del silencio de la misma forma como las comunicaciones positivas. Tiene que estar alerta tanto al texto como al contexto de las comunicaciones en el grupo.[2] (1982:207)
Ya sabes cuál debe ser tu preocupación: la seguridad y la honestidad respecto a todo lo que aparezca en el grupo. Esto exige que los niveles de confianza sean lo suficientemente altos como para poder compartir lo que sentimos y reflexionamos. Y para ello se requiere que todo aquel amago de no decir, de ocultar, de aparentar, de hablar por hablar, sea descartado y estimulemos el hablar desde nuestra realidad como individuos adultos. Lo que no significa que aún debajo de esa piel haya un mensaje a considerar. Por esta razón, el que en un determinado momento no tomes lo que se diga al pie de la letra sino que lo traduzcas en clave grupal o que en lugar de fijarte en lo que se dice pongas el acento en lo que no aparece en primer plano será una forma correcta de ir reubicando a cada miembro en el tejido que se está constituyendo. Por ejemplo hablas de esta persona que parece que quiere hacer una conferencia. Pues bien, aquí conferencias no, ¡gracias! Pero si lo consideras desde otro lado, ¿no estará asustada? Igual sí y todavía no tiene claro el grado de fiabilidad —hay quien se puede matar por ir muy deprisa…, salen perros—. Esa posición de supuesto saber ¿a qué obedece? Trata que conecte con lo que siente, con lo que le dice el corazón y no la razón. Claro que me dirás que eso no lo dijo ella; pero recuerda que estamos en una matriz y todo lo que aparece en ella pertenece a sus miembros independientemente de quien sea el que lo explicite.
Cuando las personas nos ponemos a hablar en estas condiciones, va tejiéndose toda una urdimbre de ideas conectadas entre sí, que a modo de constelaciones de estrellas, determinan una forma. Imagina Orión, o la Osa Mayor, o Águila. No están formadas por las estrellas que ves brillar, sino que en realidad estas son solo una porción, las más brillantes. Pues algo parecido ocurre con las conversaciones en el grupo. Van apareciendo subtemas que tejiéndose entre sí constituyen una figuración, una constelación de elementos que aluden a aspectos básicos de la preocupación humana. No diría que no guarden relación con determinados arquetipos(Jung) o con preocupaciones básicas de la naturaleza humana. Si lo tomas como un punto de referencia, podrás distanciarte un poco del aquí y ahora de la conversación, de lo concreto del sufrimiento que aparece en el grupo, y lo verás desde otra perspectiva.
Uno de esos temas puede ser el de la confianza, el de fiarse del otro y de uno mismo. Recuerda que es muy fácil perder la confianza; tanto como difícil es ganarla y, mucho más, recuperarla. En estos momentos la desconfianza está todavía presente y debe ir dejando paso a la confianza. Tu figura central puede tranquilizarles un poco ya que, en realidad, si están ahí es por ti y no por los demás. Ese momento de dependencia, de desconfianza, de baja tolerancia a lo que sucede es muy propicio para que emerjan dificultades en la comunicación que son, según Nitsun (1996) otro de los factores que facilitan la articulación de las fuerzas antigrupales. En este sentido, aceptando que nunca vamos a poder comunicarnos con total franqueza, con absoluta globalidad, lo cierto es que tienes que hacer lo posible para que no haya malos entendidos. Cualquier gesto, cualquier comentario que no se escucha, cualquier movimiento de ceja o ruido de los intestinos, una tos, un… todo lo que no pasa por los canales oficiales de la comunicación, deben poder ser traducidos y vertidos a la corriente comunicativa; pero no de forma compulsiva y obsesiva. De esta forma irás consiguiendo que, aún siendo momentos en los que prima la individualidad y el relato personal de cada uno —los soliloquios suelen abundar en los inicios de los grupos y como formas de recuperar la identidad individual cuando teme perderse—. Los miembros del grupo van estableciendo lazos entre ellos, y un sistema de trabajo basado en la confianza y fiabilidad del otro. Tu papel ha de ir dirigido a asegurar que lo que va apareciendo desde la individualidad es reconocido en las, al menos dos, vertientes de la relación asistencial: la que tiene que ver con el sufrimiento personal y la que habla de las tensiones y angustias que emanan del estar en grupo. Así, reconociendo estas dos facetas, vamos a tener posibilidades de tejer —esto es lo del texto que decía Brown— la matriz grupal. Pero esto tiene una consecuencia clara: la creación de una relación honesta, verdadera, no falsa.
A las personas no nos resulta fácil hablar con honestidad, con sinceridad, mostrando nuestras partes más íntimas. Hay una cierta idea de pudor que nos lleva directamente a camuflar todo lo que huele a personal, Hay entornos sociales en los que hablar de algo personal se entiende como una violación de la intimidad y solo pueden hablar de elementos exitosos o de pensamientos abstractos. La cultura familiar y social en la que crecemos condiciona mucho la forma de hablar en un grupo. Muchas veces llegamos a desconocer qué es lo que realmente es hablar de nosotros desde nosotros mismos. En ocasiones tendrás que ayudarles a hablar en primera persona ya que el impersonal se instala con frecuencia. Es en este sentido que tu actividad es fundamental ya que en la medida en que vayas ayudando a los miembros del grupo a hablar de sí mismos y a acercar lo que dicen a lo que nos pasa aquí, en el grupo, vais a ir pudiendo ser más claros y sinceros para con todos vosotros. Pero esta sinceridad supone conectar lo que sucede con lo que pudo suceder en sus grupos de origen, es decir con sus padres y hermanos, o en otros miembros de grupos de referencia. Veras que hay quien habla en «tercera persona o en impersonal». O como esta persona que «nos da una conferencia». Esto son trampas del lenguaje, o mejor de la comunicación. Si bien es cierto que mediante este sistema de comunicación expresan su gran dificultad, su dolor, su sufrimiento, también lo es que lo hacen de manera vicaria, alejada de sí mismos. Y tu función es irles ayudando a hablar en primera persona, en lo que a ellos les atañe, de lo que ellos sienten al respecto. No es cuestión de que nos traigan estadísticas de lo que sucede en la sociedad.
Irás viendo que de hablar de forma impersonal o desde elementos grandiosos y altamente asustadizos pasaréis a hablar en primera persona. En este sentido, frases como «es que en este país a las mujeres no se les deja…», no tienen cabida en nuestro campo de operaciones grupal en el sentido literal; aunque sí en el figurado, porque si se habla de «país» significa que estamos hablando del «grupo», y que yo sepa, en este grupo a las mujeres sí se las deja hablar. Nadie habla en representación de nadie más que de sí mismo. De sí mismo y de sus propias experiencias. Hablar en primera persona del singular es ya un gran avance: fíjate que la frase anterior suena diferente si se dice así: «a mí, mi marido no me deja…»y todavía mucho más contundente: «tengo miedo. No me atrevo a hacer las cosas que considero que tengo que hacer, y pongo la culpa en mi marido, o en los demás». Y si todo esto lo ponemos en clave del aquí y ahora grupal, mucho más claro y útil. De esta forma, el grupo progresa en la creación de esa matriz de relaciones, o al menos en una matriz en la que los miembros se sientan vinculados en el aquí y ahora grupal; vinculados en primera persona. Y junto a este aspecto tenemos otro: la concatenación de nuestras aportaciones.
Esto hace referencia al contexto que, según Brown, guarda relación con el tejido común. Es otra de tus funciones como conductora y muy importante en estas primeras etapas grupales: lo que se dice no son sólo historias individuales, sino que guardan una relación asociativa la una con la otra. Y esto es fundamental que lo tengas presente. La matriz grupal, este entramado de relaciones conscientes e inconscientes entre sus miembros, es el que nos va a dar la clave del significado que tienen estas aportaciones. En este sentido, una de tus tareas es la de buscar el común denominador de las diversas aportaciones que se realizan. Ese común denominador es el que constituye los hilos que conforman la trama del tejido grupal. Y si no es el común denominador, fíjate en el hilo conductor que organiza una figuración. Porque cuando hablamos solemos girar en torno a una serie de temas que siguen un orden. Su orden, porque el el inconsciente no sigue lo razonable. Dice Brown hablando de la idea de la libre discusión flotante de Foulkes, en la cultura flexible y tolerante del grupoanálisis, la discusión entre miembros tiene una cualidad asociativa porque viene influida por temas y conexiones inconscientes. El significado de lo que se dice viene determinado por lo que le precedió y por lo que le sigue, paso a paso en una dinámica de intercambio así como por la estructura grupal y sus relaciones en tanto que el individuo viene representado por sistema interno y otro externo. (Brown, 1982:209). Esas cadenas de significados se articulan de una forma particular y giran en torno a una problemática más central a la que llamamos figuración.
Esto me parece que ha de tenerse muy en cuenta. En estos momentos eres la tejedora en el telar de la matriz grupal que es el grupo. Desde este rol debes ir subrayando los puntos comunes que tengan los relatos, las actuaciones, los silencios, las omisiones… todo ello con una finalidad: que los miembros del grupo se vayan constituyendo como tal, pudiéndose pensar no sólo como individualidades sino como miembros del propio grupo.
En algunas ocasiones te darán pistas. Por ejemplo, hay grupos o sesiones de grupo en las que a lo largo de las primeras intervenciones descubres como si describieran el índice de temas a tratar. Es inconsciente, nada preparado. Ocurre al inicio de un período de trabajo y uno comienza a hablar de que va poniendo orden a sus casa pero que le preocupa su estancamiento; y el siguiente comenta que ha realizado tal viaje y tales modificaciones pero que se encuentra encallado, y un tercero cuenta que sus relaciones íntimas se ven amenazadas por algo y que no sale como salir, un cuarto cuenta que ha habido cambios pero que ahora es más espontáneo con su mujer y eso supone momentos de tensión, otro te dice que ha comenzado a soñar un montón y que le parecen asombrosos los sueños que tiene… Entonces fíjate qué palabras emergen, orden en la casa, estancamiento, modificaciones, encallado, amenaza sin salida, cambios y tensión, sueños… Estas palabras parecen como claves que anuncian ese índice temático que se irá desgranando poco a poco. A partir de ahí solo tienes que seguir la corriente asociativa.