134) ¿Podrías orientarme un poco en ello?

134) ¿Podrías orientarme un poco en ello?

 

Cómo no y con mucho gusto, porque no deja de ser una de las experiencias más sorprendentes y apasionantes que he tenido y en las que he participado como miembro y como conductor. En realidad es una consecuencia lógica del pensamiento grupoanalítico. Si somos miembros y partes inseparables del grupo, ¿por qué éste se ha de limitar a los ocho o diez componentes del grupo pequeño? La experiencia de participar en encuentros de más de cincuenta personas y ver cómo se va consiguiendo no sólo hablar, pensar entre todos, compartir sentimientos y emociones variadas sino comprobar cómo el tamaño del grupo acaba empequeñeciéndose dada la intensidad afectiva y la cercanía que se alcanza a pesar de encontrarte, por ejemplo, entre un centenar de personas, es impresionante. Y apunta a las posibilidades que tenemos los humanos de conseguir una sociedad más cercana, más humana. Pero conducir estos grupos representa un gran esfuerzo: significa haber alcanzado unos niveles de coherencia y de consistencia personal como para facilitar que los miembros del grupo se sientan con la confianza y fiabilidad suficientes para poder compartir ideas y sentimientos, lo que en otros contextos resultaría imposible o en los que incluso se llegaría al enfrentamiento y al odio.

 

Pat de Maré (1991) fue uno de los primeros que, ya de forma un poco más sistematizada, se puso a considerar que podemos trabajar en grupos grandes. Su propuesta ha sido bien recogida entre nosotros por Martínez (1989,1997) y básicamente consiste en buscar la transformación del odio, mediante el diálogo en lo que denomina Koinonia, que es la palabra griega que se corresponde a Comunión. Martínez (1997b) habla de cuatro épocas: la primera que comprendería desde 1930 hasta el año 1939 en la que introduce a su esquema las aportaciones de Elias; una segunda época, del 1940 hasta el 1945 en la que se desarrollan las experiencias de Northfield, de las que ya hemos hablado, y que su interés no se centró únicamente en el grupo como medio de psicoterapia específica ante las dificultades individuales sino que claramente apreció su potencialidad para el trabajo con estructuras sociales concretas (…) Quizás esto es lo que lleva a de Maré (1985) a presuponer que, durante los diversos «experimentos» en Northfield, Bion (…) estaba más preocupado por los grupos grandes y fuerzas culturales que Foulkes (1997b:30). Aparecería una tercera época comprendida entre 1946 y 1970 y que Martínez bautiza como de «consolidación grupoanalítica», en la que Foulkes participa de las disensiones y conflictos que el rápido cambio social impregna a la Sección de Psicoterapia y Psiquiatría Social de la Asociación Real Médico-Psicológica (posteriormente Real Colegio de Psiquiatras) [y en la que Foulkes] (…) recordando que lo social no es externo al individuo sino que está internamente representado, se refiere a la matriz social y cultural que impregna profundamente la estructura de la personalidad (:31). Y finalmente, una cuarta fase, «Etapa Final» en la que comienzan a desarrollarse las nuevas experiencias de grupo grande y que abarcaría el período comprendido entre 1971 y 1976. En efecto, en 1972 en el Hospital Maudsley de Londres se celebra el Segundo Simposium Europeo en Grupoanálisis y en él tuvo lugar un encuentro de Grupo Grande introducido por P. de Maré y L. Kreeger (Martínez, 1997b, Lionel Kreeger, 1979).

 

Sin embargo, el uso de los grupos grandes es anterior aunque no tenían la consideración psicodinámica que hoy en día les damos. Ya hemos hablado de Le Bon (1983),  quien, define las masas como la aglomeración de seres humanos que posee características nuevas muy diferentes de las de cada uno de los individuos… ( en ellas) la personalidad consciente se esfuma, los sentimientos e ideas de todas las unidades se  orientan en una misma dirección… la colectividad se transforma en (…) una masa psicológica (…) sometida a la ley de la Unidad mental de las masas (1983: 27). Y más adelante señala que en el conjunto que constituye una masa no existe en absoluto una suma y un término medio de elementos sino una combinación y una creación de características nuevas, como en la química (1983: 29).  En realidad, Le Bon está iniciando la exposición de fenómenos que aparecen en un contexto grande, aludiendo incluso a la existencia de un inconsciente colectivo, y señalando también cómo el individuo: a) adquiere (por el número de miembros) un sentimiento de poder invencible; b) aparece lo que denomina contagio mental, que domina su conducta; y c) finalmente, el poder de la sugestión como uno de los condicionantes fundamentales de la conducta en el contexto de masa.

 

También hemos hablado de Pratt y de J. Bierer que agrupaban a numerosos pacientes para realizar sus intervenciones terapéuticas o psicoterapéuticas. Kreeger (1979),  incluye en su historia a Main quien en 1946 publicó su famoso texto «The Hospital as a Therapeutic Institucion», y el trabajo de Rapoport de 1960 titulado «Community as Doctor» en el que consideraba la importancia de los grupos grandes señalando que al tiempo que se reconocía que el tratamiento se realizaba ahí, y que habían poderosas fuerzas sociales que estaban a disposición de los objetivos en los tratamientos grupales, el principal objetivo era el control social. Este control se obtenía mediante la recogida de datos, la confrontación de las conductas desviadas, y la búsqueda de canales esenciales de comunicación tanto para los miembros del “estaf” como para los pacientes[1] (1979:18). En el mismo relato histórico Kreeger nos recuerda las aportación de Rice quien en 1965 publica su libro «Learning for Leadership» en el que relata las experiencias en Leicester parte de las cuales guardaban relación con encuentros plenarios, grupos grandes que agrupaban a la totalidad de los asistentes a las conferencias [2] (1979:19). Así mismo menciona un artículo de Wax, publicado en el International Journal of Group Psychotherapy  en 1965 y titulado «Analysing a Therapeutic Community Meeting» y en el que describe un sistema de análisis de los grupos grandes basados en estas cuatro categorías: el contexto institucional, las transacciones sociales, el contenido y el contenido latente. (ibídem:19).

 

Por otro lado tenemos el texto de Caudill, W (1966), o el texto de Rodrigué, E (1965), que son reflexiones sobre las dinámicas que se dan en contextos grandes institucionalizados y cuya lectura aporta muy sugerentes ideas y conceptos. En efecto, el primer texto aborda la comprensión del proceso terapéutico en un hospital psiquiátrico, tratando de ahondar en las relaciones personales diarias y de cuyo análisis se desprende que el hospital es una pequeña comunidad cuyo funcionamiento afecta al comportamiento de la gente que la compone. (1966:27). En dicho texto se constata cómo las relaciones que se establecen entre los miembros del personal tienen un efecto en las que los pacientes desarrollan entre sí, estableciéndose una complementariedad de funcionamiento en el que el poder es uno de los elementos fundamentales y vinculado al rol que tiene cada uno en el contexto de la vida hospitalaria. Por otro lado, el texto de Rodrigué parte de los trabajos de Harry Stack Sullivan en 1929 quien ve la psiquiatría como la suma de las relaciones interpersonales (…)  [precisando que] la personalidad del hombre es una matriz compleja y articulada de relaciones estables con otras personas (1965:1). El trabajo cuya descripción excede los límites de esta entrevista, nos da algunas claves para comprender cómo el yo del sujeto es modelado por la institución y cómo se puede intervenir para que dicho modelado resulte terapéuticamente beneficioso.

 

Entre nosotros, tenemos a J. Mª Ayerra, como impulsor del trabajo en contextos de Grupo grande, en sus experiencias del grupo multifamiliar en el Consorcio de Uribe-Costa, salud Mental, y en los contextos de los grupos grandes que se venían celebrando en Bilbao y desde un marco adecuado a las particularidades de la experiencia, en los cursos que la Universidad de Deusto, junto con la Fundación OMIE organizan en Bilbao, Barcelona y Ginebra. En efecto su experiencia abarca Los grupos grandes en contextos pedagógicos y Los grupos grandes en contextos terapéuticos. Experiencias tenidas en el contexto de nuestro Hospital de Día y que son los Grupos multifamiliares que realizamos con los pacientes graves y sus familias una vez por semana durante hora y media. (1995). El encuadre en el que trabaja se resume así:

  • Duración 1,5 horas
  • Miembros cara a cara, en asientos individuales dispuestos en círculo o círculos concéntricos.
  • Libre discusión o conversación flotante.
  • Situación aprogramática
  • Conductor o conductores no directivos.
  • Participación voluntaria, sin que la ausencia pueda ser interpretada exclusivamente como una resistencia.

Y siendo los objetivos que se perseguían en los primeros grupos grandes a los que asistí,  si los había no me supieron transmitir más allá de un ambiguo objetivo de investigación de los fenómenos de Grupo Grande. Por mi parte, mi objetivo además del reto y curiosidad de la propia experiencia, creía y no sin razón, que mi entrenamiento consistía en aprender a soportar, en contextos contenedores y fiables, importantes niveles de angustia provocando situaciones parecidas a las que uno va a encontrarse en la práctica institucional para poder realizar una introspección personal y grupal de los mismos. En mí existía siempre la esperanza de que fuese un lugar que me ayudara en el entendimiento de los contextos más amplios, institucionales y suprainstitucionales. (1995). Ayerra considera que Los supuestos ideológi­cos y estructu­rales tienden a fundir y confundir a los componentes de los grupos grandes influyendo en los mismos de manera inconsciente y generando actuaciones que van más allá de sí mismos. Sólo determinadas personas, con características evolutivas excepcionales de madurez psicoemocional, pueden seguir en un pensamiento creativo y discriminado diferente al de la cultura grupal. (1995) En este sentido, la forma de trabajo que propone, y que ha supuesto un duro aprendizaje a partir de años de experiencia compartida, representa el pasaje que Martínez (1997) señala: desde un posicionamiento más o menos grupoanalítico en nuestro entorno europeo, como señala Power, podemos considerar dos posibles formas de entender (y conducir) un grupo grande. Una de ellas se focalizaría más en la búsqueda de material regresivo psicodinámico. La experiencia psicoterapéutica es dirigida al individuo y se concentra en el carácter envidioso de la personalidad humana, tanto a nivel individual como colectivo. (…) La otra reconoce la experiencia como potencialmente muy incómoda, apareciendo el pánico, disconfort físico y malestar. La tarea del grupo sería moverse más allá de esta etapa de reacciones primarias a través de la metamorfosis del odio (un tipo de energía psíquica) generado en esta situación (:14).

Y realmente ha sido así. Mi experiencia ha pasado de una primera situación más ortodoxa a otra que ha quedado bastante influida por el pensamiento grupoanalítico y, sobre todo, por la riqueza de las experiencias grupales a lo largo de todos estos años. Constatar cómo un grupo de unas ochenta personas podemos hablar desde temáticas personales que tienen un cierto grado de intimidad a temas de tipo social como el terrorismo, los problemas en torno al idioma, lo político, los movimientos migratorios junto a los sentimientos que todos ellos activan, y un largo sinfín de temas similares, me permiten pensar en el valor todavía no suficientemente calibrado del trabajo en estos contextos.

Como bien puedes apreciar, la consideración social es fundamental dentro del planteamiento grupal que hemos estado desarrollando en esta entrevista. El colofón es el trabajo en contextos grandes, en un esfuerzo por facilitar y posibilitar que las emociones que nos embargan en estas situaciones que son reproducción de las constantes situaciones de la vida cotidiana (siempre estamos en contextos grupales, pequeños o grandes), sean reconvertidas para facilitar el diálogo y el pensamiento compartido. De esta forma conseguimos humanizarnos y posibilitar la humanización de las estructuras tanto productivas como sociales, educativas, culturales.