03 Ene Las sillas
Tuve la sensación de trabajo. Mientras pasaba por los diferentes grupos podía observar que estabais trabajando un montón; a pesar del ruido y de las incomodidades del aula. Habíais recogido lo que os envié vía internet y muchos lo estabais utilizando de forma paralela al texto. No voy a negar que me agradó. Percibí un grupo que estaba comprometido con la tarea.
Y en este pasar por los diferentes grupos (no todos, ya que me fue imposible si quería mantener, también, el ritmo de la clase) proponíais preguntas diversas; creo que todas fueron recogidas en el grupo grande. Y ya en él comenzamos con un pequeño problema: las sillas que habían quedado en el medio. ¿Qué hacer? Me decía a mí mismo. ¿Las saco? ¿las sacarán? Por un lado aparecía esta tendencia en mí (que creo estar modificando) de solventar el problema; pero por otro me decía a mí mismo, el grupo es de todos, ¿se darán cuenta de ello? Luego apareció la broma del bolígrafo rojo en el suelo. Bien. Pero ¿es importante eso? Entiendo que a más de uno le resulte absurdo preocuparse por este «detalle» Pues sí, pero no.
Los humanos tenemos entre muchas de nuestras habilidades, la de negar aspectos de la realidad; por pereza o por miedo. Negamos algunas cosas que están a nuestra vista y con ello podemos acabar haciéndonos daño. Me acuerdo que ayer lunes, un paciente decía a los compañeros del grupo en el que está haciendo su proceso terapéutico:
—Bueno, ahora estoy en un proceso un poco particular: mi compañera y yo nos hemos separado. Bueno, no exactamente. Ella se fue a vivir a otro piso que tiene, y yo me quedé en el mío que era el que compartíamos. Entiendo que es una nueva etapa. Un momento en el que ella y yo podremos establecer una nueva relación en la que nos queramos y, al tiempo, seamos libres. Sé que su hijo lo entenderá a pesar de que me dijo ayer: ¿ya no vivirás con nosotros? Le dije que no, pero como nos queremos mucho, iré a su casa con frecuencia. Que era como si tuviera dos casas. Ahora estoy en una nueva etapa y la valoro muy bien. He comprado una cama nueva, la más grande del mercado. ¡Carámba, qué grande es y cómo se duerme de bien!
Entonces, un compañero le dice
—¿qué impactante, no? Porque lo estás diciendo con una sonrisa y tras haberte separado de quien dices que quieres tanto. No lo puedo entender, ¿no te parece fuerte eso?
—no —le responde— no es fuerte. ¡Solo es poco frecuente!
Como podéis ver hay muchas formas de explicar la vida. Independientemente de los hilos que se mueven en esta situación, ¿no os parece que hay una cierta o gran negación del hecho vital de la separación? ¿Creéis que cuando alguien se separa de quien quiere, con quien mantiene unos lazos profundos, lo expresa de esta manera? O dicho de otra forma ¿qué hay que hacer para poderlo expresar así y por qué lo hará? Creo que, como hablábamos el otro día, aquí hay una escisión. Se separa lo vivido de lo sentido. Son dos cosas diferentes. Y al descafeinar el hecho, perdemos toda la significación vital que ello representa. Pues bien, entre nosotros podría pasar algo semejante.
Unas sillas son unas sillas. Lo sé. Y evidentemente no me impiden hablar con quien está al otro lado de ellas: afortunadamente mi voz supera el obstáculo visual. ¿Pero es lo mismo hablar con sillas en medio que sin ellas? ¿Por qué nos ponemos cómodos en nuestros ámbitos de trabajo? ¿Qué simboliza, qué representa estar cómodos también físicamente? Para poder hablar con los compañeros que estaban al otro lado de las sillas, tengo que hacer una «escisión» de los elementos que hay entre ellos y yo, y «negar» la importancia que tiene la presencia de los obstáculos. Y os recuerdo que somos o vamos a ser Psicólogos.
¡Claro que puedo, podemos trabajar con sillas, sin luz y con frío! Pero esto lo haremos si no tenemos otra salida.
El obstáculo que luego quitamos representa cosas también.
Lo dijisteis muy bien. Justo es de lo que hay que hablar: de los obstáculos que impiden nuestra comunicación. Quizás es que todavía no nos sentimos suficientemente grupo. Quizás es que nos queremos «proteger» del otro.
Un miembro del grupo, una persona que me ha caído bien desde el primer día, me decía en el grupo pequeño: ¿todo tiene significado? Entiendo su susto. Pero sí, todo lo tiene. Esto es lo que caracteriza a los humanos. Dice Castilla del Pino, C., (1980) , «los actos de conducta son síntomas también del sujeto que los efectúa (…) pero los actos de conducta son algo más que síntomas. Son señales que van dirigidas al sujeto receptor; o sea, la señal tiene como función provocar una reacción en el quien la recibe. Además, los actos de conducta son simbólicos, o pueden serlo» (1980:84)
En efecto, todo tiene su significado o puede tenerlo. Nuestra tarea, vuestra tarea, también guarda relación con el ir descifrando aquellos elementos que tienen significado con el fin de poder entender más y mejor la situación que se da. De esta manera, cuando hablaba, cuando os decía que un equivalente de los grupos pequeños es el grupo familiar, el cercano, os estaba aportando un significado concreto de los muchos que tiene. Y estos grupos pequeños, familiares, tienen en el contexto del grupo grande, otra significación: la de los grupos que se protegen del malestar que genera la situación de grupo grande, de grupo social. Esto os puede permitir pensar sobre las dificultades que tenemos en clave social, lo que incrementa vuestra comprensión del grupo grande. Fijaros como el equivalente del grupo pequeño o familiar en una empresa pueden ser los diversos departamentos.
¿Y las sillas? ¿Podrían representar las dificultades de percibirse como una unidad más grande? Bien, es una posibilidad que no descarto. ¿Y vosotros?
Luego hablamos de otras cosas al hilo de lo que ibais planteando. Los ghetos, estos grupos de población que se «aíslan» para protegerse, para mantener elementos de su identidad, y os decía que lo podíamos entender como algo parecido a lo que sucede en nuestra mente en tanto que aparecen, por ejemplo, ideas obsesivas. O sea, he saltado de lo social a lo individual. ¿Comprendéis este salto? Lo que pasa por mi mente cuando realizo estos saltos de trapecio creo que es sencillo de explicar: considero al grupo grande, entre otras consideraciones paralelas y no excluyentes, lo considero como una metáfora de la mente. No es que diga el que grupo grande es una mente: pero lo visualizo como su metáfora.
Si hacéis esta operación, los elementos individuales son, al mismo tiempo y sin perder su esencia, elementos sociales. Y viceversa. Por ejemplo, esas famosas sillas, ¿se os ocurre qué paralelismos podríamos establecer si pensamos en individual? Seguro que hay un montón y vuestra capacidad puede mucho más que la mía. ¿Qué elementos mentales, individuales, podrían venir representados por esas sillas que pueden dificultar o entorpecer la comunicación entre las personas? ¿Y qué representaríamos las personas? ¿Podríamos representar aspectos parciales que, por el obstáculo de la silla, tienen dificultades en establecer contacto entre sí? ¿Me explico?
Sería bueno, y ahora cambio de tercio, sería bueno que en vuestro cuaderno (y también en la clase) os acostumbraseis a ir realizando aproximaciones desde diversas perspectivas: la individual, la familiar íntima, la familiar extendida, la institucional, la social, la… Es un camino de ida y vuelta. Cada nivel (como representé en el aula) influye y es influido.
Y pasando al cuaderno de Bitácora, me he encontrado preguntando a muchas de las personas que me habéis entregado este texto (maravilloso, por cierto), que qué querían que fuese. ¿Qué queréis que sea el cuaderno? Porque puede ser «el cumplimiento de lo que el profe pide», o «un instrumento a vuestro servicio para reflexionar y participar, de forma más intima o personal, aspectos personales que emergen en la vida del aula a partir de lo que hablamos, leemos…» Y esto que os digo creo que sería ampliable a muchas cosas de nuestra vida. De la capacidad que tengáis en convertir las cosas que os va a tocar hacer en esta vida, tanto la personal como la profesional, en algo creativo y útil para vosotros, de esto dependerá buena parte de vuestra felicidad. Os lo dice alguien que sabe algo del tema. Esa capacidad de crear a partir de lo que se tiene es una garantía exitosa.
Un fuerte saludo.
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