21) ¿Con quién, cuándo y por qué se inician los propiamente psicoterapéuticos?
Se inician prácticamente al mismo tiempo, es decir, en el primer cuarto del siglo XX y en varios puntos a la vez, tanto Europa como en América. De un lado Moreno acuñó el término, pero Slavson se atribuye el primer grupo de psicoterapia como tal. Sin embargo, también podríamos considerar otros esfuerzos como los de Wender y de Shilder y otros muchos, por no citar las importantes y rupturistas aportaciones de Burrow y posteriormente las de Foulkes. El hecho es que nos encontramos en un momento del proceso evolutivo de occidente, en el que la revolución industrial y las tensiones internas con diversas aspiraciones nacionalistas en los diversos países europeos y grandes tensiones ideológicas, nos llevaron a graves conflictos bélicos en los que fallecieron ingentes cantidades de hombres. Esto, paradójicamente, estimuló el desarrollo de la Psicoterapia psicoanalítica Grupal, y la Psicoterapia Grupoanalítica.
Del inicio de la utilización de las técnicas grupales para atender a pacientes con problemas psíquicos y físicos ya hemos hablado antes, aunque no se les llamó psicoterapia. Hay varios factores que parecen incidir en el inicio de esta forma de abordaje asistencial. Por un lado el deseo de poder atender a más personas en el mismo período de tiempo la idea de tratar pacientes en grupo se debió en gran parte a la carencia de personal y a la demanda de tratamiento de mayor número de personas (…) las ventajas estructurales de tratar pacientes en un grupo resultó de la posibilidad de abarcar mayor número de personas con menos profesionales competentes y de la posibilidad adicional de ofrecer tratamiento a un costo más bajo” (Wolf y Schwartz, 1967:IX-X). Es decir, había un interés por ofrecer asistencia a mayor número de personas y a costos más asequibles.
Hay también un elemento socializador propio de los cambios políticos que se estaban dando. En este sentido podemos leer en Moreno que la psicoterapia de grupo procede de tres fuentes: es una rama de la medicina (…) es una rama de la sociología (…) es una rama de la religión. Y a partir de ahí hace una serie de consideraciones como que el hombre es algo más que un ente psicológico, biológico, social y cultural; es un ente cósmico, para señalar, con una cierta tonalidad religiosa, que el grupo terapéutico (…) es el primer paso hacia el cosmos, y concluir en su introducción que la nueva solución es un orden universal servicial, terapéutico (1987: 13-22). Estas palabras no parecen muy alejadas de la idea que ya nos ofreciera Slavson del “grupismo” como una fase progresiva de la humanidad.
Y también hay una urgencia asistencial: las dos guerras mundiales han producido tal número de necesitados de atención psicológica que es preciso “inventar” un sistema que posibilite la atención a grupos numerosos de, en este caso, soldados. El ejemplo más evidente lo tenemos en las experiencias de Northfield. En este hospital militar la leyenda del Nordfield es uno de los mitos de la creación. Todo aquel que trabaja en grupos de psicoterapia, comunidad terapéutica, arte terapia, clubes terapéuticos y incontable número de propuestas similares, conoce cuál es su origen. En el Hospital de Nordfield, a primeros de los años cuarenta del siglo pasado, había un elenco de psiquiatras y psicólogos[1] (Harrison, 2000: 7). Ahí se iniciaran una serie de intervenciones en las que estarán implicados algunos de los más señalados pioneros de la psicoterapia de grupo. De un lado, la que Rickman y Bion protagonizan y que dará pie al desarrollo de una de las más influyentes formas de entender el grupo, el grupo como un todo y que duró seis semanas. De otro, la presencia de Foulkes, Tom Main, L. Bradbury y H. Bridger, a partir de la cual se aportará una fuerza importante al desarrollo posterior del Grupoanálisis.
Quisiera también incluir en esta lista de pioneros a P. Shilder quien a decir de Campos J. (1989) fue junto a T.Burrow y L.Wender uno de los tres seguidores de Freud que se atrevieron a afrontar el grupo de una manera analítica (:115). También consideran a Wender como uno de los iniciadores de la psicoterapia grupal, Behr, H., y Hearst, L., para quienes sus ideas fueron conocidas una década antes de estallar la segunda Guerra Mundial, fundamentalmente pos sus técnicas grupales con pacientes borderline en el marco hospitalario. Fue diseñado para diferenciar el enfoque psicoanalítico del que en aquel momentos estaba más en boga que eran técnicas educativas y orientativas (…) presentó su método de tratamiento como el más apropiado para ciertos tipos de “enfermedad mental ligera” en el que estaban presentes muchos afectos y en los que no había incapacidad intelectual. Utilizo la transferencia como padre simbólico en tanto que los pacientes representaban las relaciones entre hermanos[2] (Behr, H., y Hearst, L., 2005:18). Vemos que el desarrollo de una técnica grupal, desmarcada de lo pedagógico y con acento psicoanalítico y dirigido a pacientes graves, estaba siendo ya un hecho.
Las aportaciones de Wender, psiquiatra y profesor de historia de la neurología tienen lugar en el terreno de la construcción mental de la imagen corporal: su trabajo de la construcción de la imagen corporal en la mente y el desarrollo dentro de un sistema de ideologías que afectan la forma cómo guiamos nuestras vidas, posibilitó el inicio de una serie de investigaciones respecto los desórdenes en la imagen corporal que todavía se mantiene activa[3](Behr, H., y Hearst, L., 2005:16). Sus aportaciones son interesantes aunque poco se oye hablar de él. A decir de estos autores, amplió la visión de las intervenciones terapéuticas animando a los miembros del grupo a realizar interpretaciones de sus compañeros, como una técnica vista actualmente como un elemento intrínseco de la psicoterapia de grupo. Incluso rompe la con la tradición al mostrarse muy abierto justificando sus propios puntos de vista y creencias en el grupo, participando en este sentido como un miembro más del grupo de forma que nadie hasta entonces había hecho[4] (Behr, H., y Hearst, L., 2005:16). Fácilmente podremos encontrar otros autores que constituyen esta larga lista de iniciadores y que dibuja un abanico de posibilidades muy amplio.
Otro de los pioneros según Rutan y Stone es J. Metzl (1927) a pionero en técnicas grupales para alcohólicos y que inició su actividad grupal en 1927[5] (Rutan y Stone, 2001: 12), aunque de dicho autor no he encontrado más referencias que me ayuden a ampliar la información; también Rutan y Stoner mencionan a “R. Deikurs quien en 1930 condujo el primer grupos de psicoterapia privado” (ibídem: 12); Dreikurs trabajó con Adler en Viena y se trasladó a Chicago en 1937 siendo en cierto modo el representante de aquél en América. Colaboró en el Rogers’ Counselling Centre y llegó a ser Presidente de la American Society of Group Pshychotherapy and Psychodrama. Por su parte, Kauff, P.F (1995:5) propone como pioneros a Henriette Glatzer, Helen Durkin además de los ya citados Alexander Wolf y Wilfred Bion.
En España tenemos algunas referencias. Por un lado la que nos aporta Guimón (2001) fue a principios de los años treinta, cuando el psiquiatra catalán Mira y López comenzó a organizar grupos, consiguiendo que 1300 pacientes del Hospital de Sant Boi, se organizaran de forma autogestionada, lo que le convirtió en el precursor de las comunidades terapéuticas. Sus experiencias sobre las neurosis de guerra, que pudo exponer en una conferencia en Londres, destilaban mucha influencia de Rickman” (Guimón 2002:9). Posteriormente “la primera institución que empezó a hacer psicoterapia de grupo analítica, fue hacia 1963 el instituto Peña Retama (Madrid), fundado por J. Molina Núñez. En Barcelona fueron Otaola, Grañén y Tusquets los pioneros” (Yllá, L. 1980: 1069). De hecho, a parte de la cita que acabo de mostrarte, Martí Tusquets expone en su texto de 1976, la experiencia grupal en el Instituto Frenopático de Barcelona (1976: 335-53); así mismo, Rueda, J .L. y De Pablos, P. (1978), y García de la Hoz, A. (1978) presentaron trabajos sobre grupos de psicoterapia en el congreso de psiquiatría social de ese año.
Ahora bien, la figura que posiblemente sea el referente más importante y quien se ha vinculado desde tiempo ha con el movimiento grupoanalítico es sin duda el Dr. J. Campos, desde Barcelona. (Guimón 2001). En un interesante trabajo publicado en 1981, Campos señala que si no estoy equivocado, el primer momento en el que oigo algo en relación al Grupoanálisis en España fue durante el congreso de Psicoterapia de Grupo celebrado en Barcelona en 1958[6].(1981:76) En este pequeño trabajo menciona parte de su formación como psicoanalista en los EEUU, su participación a lo largo de un año en el Moudsley Hospital y la experiencia posterior de organizar un grupo que se reunión semanalmente y durante un año y que desafortunadamente no tuvo más continuidad. Incluye también en relación al estado de la cuestión en España, la presencia de F. Arroyabe en Santander, así como las de Ana María Patalán y Mario Marrone en León, en tanto que su mujer, Hanne, volaba hacia Londres para realizar su entrenamiento como grupoanalista.
A mediados de 1980 y junto a M. Pines, F. Arroyabe, A. Mª Patalán, su mujer y él mismo organizaron en el Hotel Jaime I de Aragón (Castelldefels) el primer WorkShop residencial en Grupoanálisis. Posteriormente menciona la Sociedad Española de Psicoterapia y Técnicas Grupales (SEPTG), como una de las que promueven el desarrollo de la psicoterapia grupal. Más tarde, y esto ya lo sé por conocimiento directo, Lola, se organizó un primer taller de trabajo en Cestona (Navarra) en el que asistieron muchos de mis compañeros del País Vasco y creo que fue el inicio de una interesantísima trayectoria formativa que llega hasta hoy.
Pero el desarrollo de los grupos en España ha sido amplio y no se ciñe sólo a lo señalado por Campos. Cuando uno va recorriendo los diversos lugares de este país, no le resulta difícil encontrarse con profesionales que han recurrido a la psicoterapia de grupo desde sus diversas orientaciones. Como ejemplo los trabajos desarrollados por D. Valiente, A. Gállego, P. Guillem, J. A. Loren (1985), J. Guimón, L. Yllá, V. Barenblitt, C. Ruiz Ogara, L. Guzmán, J. J. Melendo, J. Ingelmo, J. L. Rubio, entre otros muchos que participaron en la creación de la Asociación de Psicoterapia Analítica Grupal y entre los que me encuentro, (APAG). En mi recuerdo, ya en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Civil de Basurto (Bilbao) se desarrollaban grupos de psicoterapia conducidos por D. Luna, P. Puertas, K. Totorika, A. Villasana, al menos, a partir de 1975 así como en el Instituto de Psicoterapia de Bilbao, nacido por aquellas fechas y al que algunas de las personas mencionadas estaban vinculadas. Sin duda experiencias terapéuticas similares se desarrollaban en otros centros asistenciales españoles.
Paralelamente a estas experiencias asistenciales surgieron los cursos de Formación en Psicoterapia de Grupo que la Fundación OMIE organiza con el reconocimiento académico de la Universidad de Deusto. En efecto, es a partir de 1974 cuando se inicia en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco un programa de formación en Psicoterapia de Grupo orientado a analizar el individuo en el grupo y desarrollado con la ayuda del Dr. L. Ylla y después por C. González (Guimón, 2004). Posteriormente el Dr. Campos ayudó a establecer contactos con el Instituto de Grupoanálisis en Londres y, tras una experiencia de WorkShop residencial de tres días en Zaldívar, en 1982, fue organizado el primer Curso de Introducción al Trabajo Grupal. En dicha experiencia estuvieron implicados F. Arroyabe[7] (en 1989 el Instituto de Group Analysis de Londres, decidió honrar el recuerdo de uno de los más activos y emprendedores miembros del Instituto)[8] (Kenard, D., 1991:6)) y M. Pines. Desde entonces, y anualmente, se han venido organizando los cursos formativos tanto en el formato de “Experto en Trabajo Grupal” como en el de “Máster en Psicoterapia Analítica Grupal”, ambos cursos con el reconocimiento académico de la Universidad de Deusto. En la actualidad, 2016, estos cursos siguen estando en plena vigencia siendo, probablemente, los únicos cursos que existen en España con el reconocimiento universitario correspondiente y el aval de los numerosísimos profesionales que se han formado y el de un cuerpo de profesores, clínicos todos ellos, que trasladan dicha experiencia al campo docente de la psicoterapia grupal y con marcado acento en la visión grupoanalítica. (González, C. et al, 1978; Guimón, J.1986; Sunyer, J.M., 2004).
[1] Traducción del autor.
[2] Traducción del autor.
[3] Traducción del autor.
[4] Traducción del autor.
[5] Traducción del autor.
[6] Traducción del autor.
[7] Con Fernando tuve una relación muy cercana. A él debo, por ejemplo, el empuje para mi Tesis Doctoral. En la colaboración que tuvimos durante muchos años (hasta su muerte) me responsabilicé de la coordinación de los cursos de formación grupoanalítica y que desembocaron en lo que fue el Máster de Psicoterapia analítica Grupal. A Fernando le tuve mucho cariño y fue quien me animó a permanecer un par de veranos en Oxford para introducirme seriamente en el Inglés, conectar con Hospitales para búsquedas bibliográficas, etc. Su actividad en el Instituto ha hecho que uno de los premios que se dan anualmente sean los que llevan su nombre y que, este año 2016, ha recaído en otro amigo mío, Morris Nitsun.
[8] Traducción del autor.