Las temáticas de la conversación
Los temas de los que se habla en un grupo no vienen necesariamente delimitados por la conducción sino por los propios participantes. Es decir, en principio los conductores no debieran determinar el tema. Aunque bien es verdad que en muchas situaciones es preciso enmarcarlos para facilitar la tarea. Ahora bien, una vez enmarcada, ¿habría que seguir enmarcándola o dejamos que el flujo de la conversación vaya avanzando? En eso cuenta mucho las habilidades y los conocimientos del conductor.
Podríamos decir que los temas suelen situarse en la casilla al “ahora y allí” aunque por lo general el desplazamiento hacia el “allí y entonces” es casi inevitable. Y dado que es la tendencia general deberíamos respetarla ya que es a través de esas dos casillas como podemos ir entendiendo algo más de lo que a cada realmente le afecta. Ahora bien si consideramos que el pensamiento es como un flujo de ideas, ¿por qué estas debieran ubicarse en esas dos casillas y no acercarse al “entonces y aquí” o al “aquí y ahora? La dificultad se encuentra en las resistencias que tenemos para hablar de lo que nos ocurre realmente con las personas con las que nos encontramos. Y es precisamente aquí el lugar de donde deberíamos poder llegar a hablar. Veamos qué tipo de pensamientos corresponderían a cada una de las casillas:
Ahora y allí: “me pasa que con mi marido no me entiendo”, o “necesito con urgencia un lugar para ir a vivir”, o “no hay derecho, el ayuntamiento debe facilitarme lo que pido y aquí me lo están negando”. Como creo que se ve con facilidad, estas y otras muchas frases se corresponden con el momento actual pero ubicando el problema fuera del grupo en el que estamos.
Allí y entonces: “cuando me casé, mis padres no quisieron venir a la boda porque no estaban de acuerdo con el chico con el que me casaba”, o “y fui a los servicios sociales del centro de asistencia y no me atendieron. Me dijeron que viniera aquí. No hay derecho”, o “mi hijo es un desastre. Nunca ha habido forma de que cumpla con sus obligaciones y vaya al colegio”. Estas frases ubican el problema en tiempo y lugares pasados. Ciertamente mucha de la información que provenga de ahí nos puede permitir entender las raíces de la situación, cuando comenzó, qué limitaciones reales puede tener la persona con la que estamos.
Aquí y entonces: “el otro día vine y no me atendieron” o “Ud., me dijo que debería haber hecho no sé qué y la verdad es que me parece imposible llevarlo a cabo” o “ el otro día salí enfadado del grupo porque Ud., a penas me atendió”. Estas y otras muchas hablan de conflictos habidos en el lugar en el que trabajamos y nos acercan a enfados y situaciones reales que se han dado en nuestra presencia y por lo tanto nos brindan posibilidades para aclarar los problemas de comunicación.
Aquí y ahora: “mira, no sé cómo decírtelo, pero me molesta ver que cada vez que hablo me sonríes como mofándote de lo que digo” o “me molesta que llegues tarde”. Este tipo de frases pone el problema en el momento en el que sucede. Ahí es donde podemos intervenir y aclarar lo que está sucediendo. El aprendizaje de hablar en este terreno sirve de mucho ya que habilita a no postergar los problemas, a afrontarlos y para conocer las consecuencias inmediatas de nuestra manera de ser.
Los comentarios se refieren a las sesiones que he realizado con los profesionales que han acudido al curso que organizó la Diputación de Barcelona.