55) Bueno, he podido hacerme una idea aproximada del planteamiento de Ezriel. Me imagino que hay otras posiciones semejantes que contemplen al grupo como globalidad, ¿desearías traer a colación algún otro autor de referencia?
Si. Me gustaría comentar el planteamiento, de Stock Whitaker y Lieberman y que denominan “conflicto focal”. Creo que este planteamiento lo podemos integrar bajo la conceptualización psicodinámica, y dentro de ella, en la tradición americana, centrada en algo que fácilmente se observa siempre en todo grupo: la existencia de un conflicto central que los miembros tratan de resolver de alguna forma. Como verás el modelo se diferencia un poco de la posición de Ezriel en tanto que pone el acento en cómo el grupo trata de resolver una tensión que surge también del propio deseo.
Según Rutan y Stone (2001), el grupo de conflicto focal es una integración del trabajo de T. M. French (1952). Descrito primeramente por Whitman y Stock Whitaker[1] en (1958) y elaborado en una monografía por Stock Whitaker y Lieberman (1964), se centra en la idea de que la mayoría de lo que se dice y se hace en un grupo de pacientes durante una sesión puede ser entendido como los esfuerzos que realiza el grupo para resolver un conflicto grupal interno. (…) dicha propuesta propone que el deseo [el impulso que en ocasiones causa tantos problemas] se genera en el grupo pero no puede ser abiertamente manifestado o expuesto por los temores que emergen frente a las consecuencias negativas [lo que sería el motivo reactivo], y por lo tanto se expresa mediante una forma de compromiso [la solución] (2001:19). Como puedes apreciar, aquí el acento no se sitúa tanto en el conflicto inconsciente que tiene el miembro del grupo cuanto el que tiene éste con el grupo en el que se encuentra.
La propuesta me recuerda mucho a la de Ezriel, si bien aquí el acento se coloca en la fantasía y no en las fantasías asociadas. Admiten que no todos los miembros del grupo participan activamente del conflicto, lo cual no significa que un paciente que se muestra más silencioso no contribuya; éste, mediante lo que denominan resonancia, también está emocionalmente implicado. Introducen una idea de cultura grupal muy sugerente, en tanto que alude a cómo el grupo se hace cargo de los conflictos focales, esto es a través de soluciones que facilitan o ayudan a superarlos, o a través de soluciones que lo inhiben o paralizan (2001:20)
En efecto, en un artículo de Stock, D; Whitman, R. M.; Lieberman, M. A. (1958) en el que comienza describiendo el concepto de “miembro discrepante” que es aquel que de forma consistente actúa de una forma que es diferente a la de los demás e inaceptable para ellos (McKenzie 2002:129) Sería aquella persona que sistemáticamente se coloca fuera del grupo, o a la que el grupo sitúa fuera. Ahora bien, ¿qué tiene que ver eso con el grupo?, se preguntan los autores. Señalan queT. French (1952-1954) formuló originalmente la teoría del conflicto focal como una forma de entender el psicoanálisis individual y los sueños. A pesar de la diversidad y de los elementos que aparentemente no han sido explicitados y que aparecen en una hora de análisis o en un sueño, hay una coherencia y conexión evidente que subyace en el discurso. La idea es que todas las asociaciones de un paciente pueden ser vistas como vinculadas a un conflicto preconsciente concreto que puede ser considerado focal para aquella sesión. Ese conflicto involucra a tres elementos fundamentales: 1) el motivo de distorsión (normalmente un deseo), 2) una reacción que lo frustra (normalmente unos sentimientos de culpa o miedo pero con elementos de realidad) y 3) varios intentos de resolución de este conflicto (Stock, D; Whitman, R. M.; Lieberman, M. A. (1958), (MacKenzie, R., 2002:129-30).French incluso llegó a definir la personalidad de los pacientes en términos de un número limitado de conflictos básicos, lo que denominó “conflictos nucleares” (ibídem: 131)
La conducta discrepante aparece cuando en un grupo en que se desarrolla un conflicto focal, cuando la solución encontrada por la mayoría de los miembros puede tapar las tensiones derivadas por el conflicto, y cuando uno de los miembros interfiere en esta solución. En esta situación el grupo puede ser descrito como estando en un estado de resolución del conflicto. La persona que no acepta o que interfiere con esta solución queda señalada como discrepante por los otros (McKenzie, 2002: 136). Es decir, hay una conducta discrepante que emerge en un grupo cuando éste trata de resolver un conflicto focal. En este contexto podríamos entender dicha conducta como parte de la dinámica del propio grupo. Ahora bien, los tres mecanismos que el grupo utiliza, numerados en el párrafo anterior, en realidad buscan resolver la ansiedad que está asociada al conflicto. Las ansiedades involucradas en el conflicto se agitan porque la solución es amenazante. Para tratar de recomponer la situación que crea ansiedad, el grupo puede a) tratar de imponer la solución obligando al miembro discrepante a que acabe aceptándola, b) proponer la solución que habían encontrado reinterpretando la conducta discrepante de forma que no amenace la solución hallada, c) modificarla o encontrar una nueva solución que pueda incluir a la conducta discrepante. (ibídem: 139).
¿Qué hace el terapeuta? Desde este planteamiento, el terapeuta, si bien está implicado emocionalmente, se mantiene al margen, en el lugar desde donde puede interpretar el motivo que distorsiona (el deseo), el motivo reactivo (los temores) y la solución (ibídem: 20). Y desde esta posición busca una salida plausible: bloqueando (la posible propuesta del grupo si ésta no es pertinente), dándole apoyo, o proponiendo ciertos caminos que ayuden a solventar la situación (ibídem 138).
Por otro lado Whitaker y Lieberman, también se hacen eco de cómo puede darse la situación de que un conflicto focal del grupo ataña a algunas personas. Ahí introducen, como decía antes, el concepto de resonancia y lo definen como el estado en el que el conflicto focal que se desarrolla en el grupo es cercano, aunque no necesariamente de forma exacta, a un importante conflicto nuclear de la persona que tiene esa resonancia (MacKenzie, 2002: 140). Creo que es una manera de hablar de la identificación proyectiva, claro.
Las aportaciones de estos autores son muy sugerentes en tanto que, aun no siendo muy disímiles a las que plantea Ezriel, nos introducen en la lectura de cómo las respuestas de las personas pueden estar articuladas con los conflictos que el grupo en cada momento expresa.
[1]Dorothy Stock Whitaker, conocida tanto como Stock o Whitaker en la literatura (MacKenzie 2002:128)