5)¿HABRÍA QUE CONSIDERAR QUE CADA PROFESIONAL TIENE UNA VISIÓN PROPIA DE GRUPO?

5) Planteas diversas cuestiones relativas a la definición del grupo, ¿habría que considerar que cada profesional tiene una visión propia de lo que es el grupo?

 

 Sí, considero que cada persona y por lo tanto cada profesional, tenemos una idea particular de lo que es un grupo, concepto que proviene básica y fundamentalmente de las experiencias que a lo largo de nuestra vida hemos ido teniendo de tal hecho. Como tantas y tantas cosas que suponen una experiencia afectiva, cada persona se forma una idea, una representación mental de la idea grupal y tal imagen que es el resumen de un conjunto de significados y de relaciones nacidas de las experiencias de pertenencia a un grupo determinado. En el terreno profesional, dicha representación que está empapada de elementos culturalmente aceptados por el entorno en el que uno se ha ido constituyendo, juega un papel determinante en el cómo me sitúo ante el grupo.

 

En el estudio de la representación mental no deja de ser fascinante el texto de Kaës al constatar las diversas formas de retratarnos los grupos humanos. Posiblemente Elias, N. (1987) hubiera también disfrutado Siguiendo esta línea que considera la representación mental del concepto de grupo como uno de los componentes que actúan en su comprensión y definición, Anzieu y Martin (1977), sugieren que a partir de la etimología aparecen “dos líneas de fuerza que volveremos a encontrar a lo largo de la reflexión sobre grupos, el nudo y el círculo. El primer sentido de nudo poco a poco se reproduce en grupo hasta connotar el grado de cohesión  entre los miembros. En cuanto a círculo designó muy tempranamente, en el francés moderno, una reunión (este último vocablo, más tardío, aparece en el s. XVI) de personas, o para conservar la misma imagen, un círculo de gente. E. Rostand, en Cyrano de Bergerac, ha yuxtapuesto hábilmente los dos términos. (…) la idea fuerza es aquí la de grupo de iguales” (1971: 10). Ello s sin duda es importante toda vez que algo hay en este substrato inconsciente que tiende a representarlo de esta guisa, y que actúa sobre las actitudes que las personas tenemos frente al hecho grupal. En este orden de cosas, junto a Martínez, L., (2007) nos preguntamos si tal representación mental era una cosa propia de los psicólogos y personas allegadas o era algo extensible a otras personas no vinculadas con el mundo de la salud mental. Tras un trabajo que involucró a más de doscientas personas, estudiantes de psicología y de otras facultades así como a personas que nada tenían que ver con este mundo, constatamos que el 64.5% de los dibujos que la gente hacía al pedírseles que “dibujasen la palabra grupo”, eran círculos.

 

Esto nos hace pensar en la existencia de  una imagen simbólica que atribuye lo circular, a forma de un círculo a eso que denominamos grupo, y creo que muy posiblemente esa imagen proviene más de la información que emerge o nace de lo social que de una estructura interna biológicamente establecida. Ahora bien, a través de lo social, a través de lo que nos transmitimos a través del lenguaje (verbal y no verbal) se transmiten símbolos que pueden ser más propios de la humanidad como especie que del sujeto individualizado. En este sentido Prodgers, A., (1990) citando a James (1984) señala que simbólicamente esta organización circular encierra algo que tiene que ver con las funciones de contención y sostén del propio grupo[1] (1990:17), y nos aporta la idea de la serpiente o gusano denominado Usóboro, animal de la mitología Egipcia y Griega que rodeaba a la tierra y cuya cabeza engullía a su propia cola sin embargo, este símbolo circular proviene de antiguos orígenes y tiene una importancia significativa en términos de los primitivos desarrollos de la humanidad: el Usóboro es un símbolo de los inicios de los estados psíquicos. Es el precursor del arquetipo femenino así como el símbolo de la Gran Madre, tal y como fue descrito por el psicólogo analista Neumann (1963). Y quisiera sugerir que el grupo funciona como el contenedor Usobórico es decir, como globalidad el grupo puede ser visto como el representante de la Gran Madre[2] (1990:18). Es decir, que el círculo parece contener una serie de significados que van más allá de la propia idea circular, significados que sólo pueden provenir del contexto social.

 

Al pensar en la representación de la palabra parece que podemos indicar que en dicha imagen emergen dos aspectos que se encabalgan el uno sobre el otro. Por un lado el conjunto de elementos que provienen de la circunstancia social. Es decir, en tanto que la cultura, que no es otra cosa que el producto de la actividad e interacción humana, suministra imágenes, articula significados, moldea la percepción individual de cada cosa. Por esto cuando alguien representa un concepto, en este caso la palabra grupo, en tal representación aparecerá un componente básicamente social. Pero por otro no cabe duda de que se incluirán en él elementos que deposita provenientes de la relación particular que cada uno tiene con el objeto que representa. Este es el sentido desde el que entendemos a Kaës cuando lo que denomina dos sistemas de representación, un sistema psíquico y un sistema sociocultural (1977:39). El primero de naturaleza inconsciente constituidos por objetos más o menos escenificados[3] del deseo infantil, pueden ser comunes a varios individuos y revestir un carácter típico, en el sentido en el que Freud y Abraham hablan de sueños típicos. (Ibídem, 39). Y por otro, el componente social que en terminología de Kaës es el organizador sociocultural (…) y que resulta de la transformación de ese núcleo inconsciente por el trabajo grupal; comunes a los miembros de una determinada área sociocultural, y eventualmente a varias culturas, funcionan como códigos registradores de diferentes órdenes de la realidad: física, psíquica, social, política filosófica. Posibilitan la elaboración simbólica del núcleo inconsciente de la representación y la comunicación entre los miembros de la sociedad (1977:39-40).

 

En el caso de la representación mental de la palabra grupo se entrelazarían esos dos aspectos: los sociales y los personales. El estudio de estos aspectos es muy sugerente y se me activó a raíz de la lectura de un trabajo publicado de Loscertales, F., Guil, A. (1999) que confirmó mi hipótesis sobre las diversas representaciones que nos hacemos de él. ¿Cómo representaríamos un grupo? Siguiendo a esta pregunta la trasladé a una gran de personas que muy amablemente me lo dibujaron. Las diversas respuestas confirman una relativa variedad (es decir, el abanico no es muy grande) de representaciones en las que, en la mayoría, aparecen líneas mediante las que los elementos que lo constituyen quedan unidos.

 

Si tomamos los elementos comunes a todos ellos y que en principio podríamos pensar que son una buena muestra de lo que colectivamente sería esa representación mental, constatamos que el círculo es una de las figuras principales. Junto a ella, personas u objetos agrupados, anudados, entrelazados, estableciendo entre ellos una serie de relaciones que los atrapan mutuamente. En unos casos, una membrana rodea a las figuras representativas como indicando un límite entre un “dentro” y un “fuera”, en otros es el propio anudamiento o entrelazamiento el que lo diferencia del resto. Tan sólo unos pocos dibujos hacen alusión a algo concreto como puede ser “un grupo musical”, “un equipo de futbol”, “una familia comiendo en el campo”, o a una colección de personas.

 

De todo ello podemos deducir que bajo la idea de grupo hay una serie de imágenes que parecen indicar siempre algo que resulta del apiñamiento, entrelazamiento, todas ellas formando una figura semejante a lo circular. De las figuras en las que aparecen personas, se puede inferir la noción de colaboración, proyecto, competitividad; de las que aluden a organismos celulares posiblemente la idea de vida, de generación de algo, pero también la de combinación de elementos para organizar un organismo superior. Y de aquellas en las que sólo aparece el círculo podemos pensar que hay una diferenciación entre lo que la membrana encierra y lo que queda fuera de ella. Esa idea viene de alguna forma expresada también por Volkan, V (2005) para quien los grupos grandes (y aquí se refiere a naciones, pueblos) se agrupan en torno a una cucaña que es la representación del líder político o religioso en torno al que se agrupan, cucaña que sostiene una gran carpa símbolo de los elementos comunes bajo los que se apiñan.

 

Desde otra perspectiva y siguiendo a Kaës y Anzieu, el grupo es un lugar común de fantasías que se articulan de manera diversa y que pueden dar lugar a metáforas muy variadas como la de Organismo viviente, o la de El grupo máquina (o como representación cibernética de la mente), y otras muchas que sirven para organizar las ansiedades que presentan los componentes frente a nuestro objeto de estudio. La primera de ellas, por ejemplo, nos llevará a considerar las fases de su desarrollo de forma similar a las de un ser vivo, o a la utilización de metáforas de tipo fisiológico (el grupo se alimenta de…, el grupo tiene dificultades para digerir…), mientras que la segunda pone el acento en la articulación de los diversos componentes, o de sus aportaciones. En las experiencias grupales que poseo, sean de grupos grandes o pequeños, no es infrecuente que aparezcan imágenes como “una piscina”, “una alfombra tejida por todos”, un “coso taurino”, el “anfiteatro romano”… Son maneras, Lola, que tenemos los profesionales para ir expresando las impresiones que percibimos cuando trabajamos en el grupo.